Biología, clásico y misterio

/ Del caminar humanx al invento del ballet

El lenguaje de la danza clásica como un campo propicio

para extremar la tensión entre el aspecto biológico de nuestro cuerpo

y su potencial misterioso.

En esta rama del sistema NFCD nos dedicaremos a contemplar el caminar humanx como un estudio de movimiento que la vida desarrolló para desplazarnos en este planeta, siendo la forma de nuestro cuerpo la emergencia de ese proceso. La práctica que haremos, no trata tanto de pensar si nuestra caminata es funcional sino de preguntarnos qué fuerzas operan allí. Entonces podremos revisar la capacidad de inventar nuevas realidades que tiene lo humanx en vínculo con aquello que lo crea (el camino evolutivo que nos trajo hasta aquí). 

¿Cuál podría ser el diálogo entre la resistencia al cambio que presenta una estructura y su capacidad de cambiar (de improvisar y evolucionar)?

La danza clásica implica desarrollar nuevas habilidades para el cuerpo. Para participar del presente sin lesiones o imposibilidades necesitamos permitir que el estudio de la vida vigente en el caminar pulse por dentro del invento. Todo invento requiere de una adaptación de nuestra realidad material actual para permitir que en cada paso el pasado, el  presente y el futuro se entrelacen como un flujo. Así, entre lo que fue y lo que aún no existe, pueda emerger lo inesperado. 

Realizaremos una profunda reflexión al lenguaje de la danza clásica desde el aporte de la biología, la anatomía, el estudio las fuerzas y la contemplación de la naturaleza para que el invento no sea solo una idea imposible, sino un imposible que se logra encarnar. 

¿Por qué danza clásica aún hoy?

Esta es la práctica que sostuvo la pregunta más tensa sobre mi camino humano y artístico, y es gracias a esa tensión que surgieron todos los ejercicios, conceptos y ramas de la investigación NFCD.

Me muevo en el universo de la danza contemporánea y las prácticas somáticas desde hace mas de 20 años, cuando dejé de bailar clásico a nivel profesional. Muchas veces en este tiempo me cuestioné el dejar la práctica del ballet debido a la distancia estética de este lenguaje respecto de la poética que elijo, pero no pude. En cada intento de abordar un hacer más natural, orgánico y de una estética contemporánea la práctica me interpelaba: ¿qué es lo natural? ¿Solo puedo encontrar salud si me muevo de un modo “orgánico”? Y si me muevo solo desde lo que mi cuerpo hoy puede: ¿dónde ubico el deseo, las preguntas, lo que sueño, imagino y lo que no sé de mi misma? ¿cómo confluir el campo material de mi ser humana con las ganas locas de moverme de formas “imposibles” para mí? 

Tal vez me haya sostenido en esta práctica para permitirme estar del otro lado de mi mundo y mantenerme sensible a a las fronteras que los grupos ponemos, esas que siguen discriminando cualquier diferencia y nos impiden así cuestionar nuestro propio hacer. Para mantenerme alerta al pensamiento clásico que puede anquilosar cualquier estética contemporánea. Para estar despierta ante la idea de fijar qué es lo natural, lo orgánico, qué es lo que un ser humanx puede ser-hacer y cuál es la estética posta hoy en día para ser parte del mundo del que ya soy parte.

En mi proceso de todos estos años me resultó tan misterioso, rondando la magia, que tantas personas sanáramos lesiones y nos habilitáramos para confluir el aspecto biológico del cuerpo con los inventos extraños o imposibles. Por todo esto continué sumergida en esta práctica por mas fuera de circuito que esté. 

Si hay un rasgo que me interesa de esa fuerza que llamamos “naturaleza” es su capacidad de emergencia, de misterio, de transformación, de indefinición. Tal vez por esto llamo así a lo que vengo investigando, para ponerle un nombre que no se termine de nombrar.